sábado, 12 de abril de 2008

¿Para qué observar aves?

Sres. Lectores:

En mi carácter de ornitófilo aficionado (una de las tantas cosas que pude aprender con mis alumnos), me permito subir al blog, cuatro post vinculados a la observación de aves. En el cuerpo del presente, las palabras del maestro Tito Narosky, poniendo en palabras como sólo él puede, lo que millones de personas en el mundo lo viven como "un sentimiento inexplicable que se lleva adentro y no puedo parar".

Más abajo, la noticia "El avistaje de aves convoca cada vez mayor cantidad de turistas", que explica, cómo esa pasión por las aves, se puede convertir en una actividad económica rentable y sustentable, y el rol que deben asumir los estados nacional (SECTUR - Administración de Parques Nacionales) y provinciales para su protección y desarrollo.

Un breve Código Ética en el Turismo de Observación de Aves, que establece aspectos a tener en cuenta para el ofrecimiento de este servicio.

Por último, una noticia que muestra una de las formas (mascotismo) en la que diariamente se atenta contra esta actividad: El cardenal amarillo está a punto de desaparecer (de Entre Ríos).

Los dejo con el maestro.

¿Para qué observar aves?

Alguna vez se me preguntó por qué recorría distancias, abandonaba familia, obligaciones y tranquilidad, para elegir desiertos, selvas o montañas, con el único objeto de ver unos animalitos emplumados. Respondí que era para entender al hombre. La afirmación, clara para los iniciados, no lo es para quienes nos contemplan asombrados. En la naturaleza recuperamos algo de lo que fuimos, nos bañamos en humildad y entendemos mejor nuestro comportamiento, al observar la vida animal desprovista de maquillaje cultural. Percibimos, en el amoroso cuidado de los pichones, en la violenta defensa del territorio, en la apasionada búsqueda de la pareja, en el instinto de conservación de la vida, nuestro propio primitivismo. Pero estos trazos no completan el cuadro. Lo cierto es que la mayoría se acompaña para siempre por una pasión indeclinable. En la Argentina, con pocos años de historia, los observadores suman miles. Millones en Europa. Algo significa. Hay ornitófilos a los que sólo los guía el placer de una jornada de campo; algunos persiguen el hallazgo científico; otros buscan en el placer estético, en la belleza de algún pájaro, en el canto melodioso, o en el vuelo de los más, una fuente inspiradora. Hay quienes, al apartarse de conflictos y miserias humanas, consiguen, imitando a las aves, despegar de la tierra. Quizá lo expuesto no alcance a explicarlo todo. Aun así, al descubrir en el bosque y la llanura cómo florece la existencia nos convertimos en celosos guardianes de ese mágico proceso llamado vida. Aunque sea sólo por eso, valdrá la pena elevar la vista al cielo para seguir un armonioso vuelo.

Por Tito Narosky

Fuente: Eco 2 Site

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